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lunes, 8 de junio de 2009

En Algún Lugar...

“En algún lugar, existe un lejano mundo que comparte muchas similitudes con nuestro planeta: flora, fauna, recursos, enfermedades e innumerables características. Las personas de ese lugar, de igual manera, nacen, crecen y mueren; así mismo, lo hacen las historias. Sin embargo ¿Cómo puede una historia que nunca ha sido contada morir? Este lugar, este mundo, conserva miles de historias, tantas que sería imposible decirlas todas en la vida entera de un hombre. Sin embargo, aquellas que marcaron algo en las personas e hicieron historia, son muy bien sabidas. Todas menos aquella historia que resultó ser la más importante de todas, aquella que definió ese mundo para siempre, aquella que aun no se ha dicho, pues todo aquel que estuvo ahí y aun vive, permanece con el secreto.

El nombre de este singular mundo es Ethis, palabra cuyo significado se cree que es “Perfección”. Ethis está dividido en siete grandes continentes, seis de ellos rodean al séptimo y más grande de todos. El nombre de este gran continente es Illusia, antigua palabra de un vocablo olvidado que alguna vez significó “Ilusión”. Fue llamado así porque hacia perfecto uso del nombre. Illusia no sólo era el continente más grande, sino que también era el más hermoso; parecía ser una ilusión sacada de un extraordinario sueño del que no quieres despertar nunca. Además de poseer una flora y fauna de la más completa en todo Ethis, tenía formaciones naturales de roca envidiables, colosales bosques siempre verdes, enormes e imponentes montañas, ciudades inigualables y las personas de Illusia eran consideradas muy atractivas; tenían rasgos muy finos y bellos.

Se decía que era imposible terminar de enumerar todo lo bello de Illusia, nunca había sido necesario, sólo una pequeña fracción de todo lo que se pudiera decir de tan mágico lugar era suficiente para conmover a cualquiera. Esto, por lo menos, era hacia décadas, debido a que en la actualidad, en los primeros años de la Séptima Era de Ethis, Illusia volvía a hacerle un muy buen uso a su nombre, pues ahora toda esa belleza era una ilusión efímera de un recuerdo borroso. En un irónico contraste, aun si se dijera todo lo bello que Illusia alguna vez tuvo, era imposible de creerlo, aquellos que lo contaban seguramente estaban locos. No fue necesario mucho tiempo cuando la historia se convirtió en leyenda, y la leyenda en mito. Es imposible comprender el presente si no conoces el pasado, y un hombre motivado por buscar la verdad, descubrirá la historia de cómo sucedió todo, el inicio de un evento que cambió al mundo eternamente.”

Hace, me parece, cinco años se me ocurrió la idea de escribir un libro.
Fue tan espontaneo e inesperado que, a esa edad (Quince años si las cuentas no me fallan) me dije “Estás loco, no vas a escribir un libro… nunca” Dicen que nunca digas nunca, pero tenía de donde basarme. Anteriormente había tratado, dos veces, de escribir un libro de aventuras, acción… lo que fuera. Jamás pasé, en ambos casos, de la hoja veinte. ¿Por qué? No sé. Estoy casi seguro que fue inconsistencia, flojera o que, quizás, la historia simplemente no me atraía como yo lo pensaba. No sé, no sé… El caso es que, desde ahí, me auto-programé a decir “Tú no puedes terminar nada” – “Sólo sabes dejar las cosas incompletas”

Era cierto, hasta cierto punto pues han existido, a través de los ya mencionados cinco años, innumerables escritos a los que, por una u otra razón, jamás les di un fin honorable. Lo que más me molesta es que pienso eran cosas que, si bien no eran sobresalientes, valían la pena el tiempo que les invertiría. Eso, sin embargo, esta fuera del tema…

El caso es que se me ocurrió la idea de volver a escribir un libro, mi tercer intento de hecho. Tengo un amigo, a quien por desgracia tengo un par de años sin hablarle con tanta regularidad, que sabe, si es que lo recuerda, como sería mi tercer libro. Era, sin pena de admitirlo, un verdadero asco. Era la idea más estúpida, tonta, infantil, barata y predecible que mi mente (Llena de mierda como ya lo hemos definido antes) pudo haber concebido jamás. La historia, o lo que se me había ocurrido será el próximo Best Seller mundial, era la siguiente pendejada:

La historia del bien contra el mal en la que nuestra protagonista debía recolectar una serie artefactos (Me parece que eran cristales o una mierda así) antes que los malos. Una carrera contra el tiempo. Cuando los colectara todos… algo pasaría, no sé qué pero seguro no era más bueno. Jamás lo definí bien, pero creo que la protagonista era la clásica elegida por el destino, la vida, el tiempo y el universo para llevar la peligrosa tarea de salvar al mundo del peligro.

¿Lo que más me alegra? Es que jamás escribí nada de eso. Simplemente se me ocurrió y no me gustó. No obstante, no me di por vencido enseguida, como muchas veces antes, y trabajé un poco la idea… ¿Quién quita y salía algo bueno al final no?

Hace, si no me equivoco, cuatro años definí por fin de que trataría y como estaría estructurado.
No estoy enteramente seguro de en qué momento caí en cuenta que mi historia era tonta y predecible, de’sas que ya sabes el final desde el principio (No porque este implícito, sino porque simplemente no puede haber otro final…) Pero gracias a Dios me di cuenta y dije: Espera, no vas a escribir esto, no me lo permito. Desgraciadamente (O en este caso, afortunadamente) para ese punto ya me había enamorado de los personajes. Admito que la historia era mierda, pero los personajes eran buenos. De’sos con los que te identificas, quieres, lloras si mueren, te alegras si les pasa algo bueno. Debido a mi personalidad, simplemente no podía dejar ir y empolvarse en algún rincón de mi cerebro; morir sin más pues.

Me quedé unos tres personajes sin historia, en medio de un vacio negro. Necesito una historia, me dije.

Como muy pocos saben, mi mayor fuente de inspiración es la música. Me encanta la música, de cualquier tipo mientras sea música. Preferiblemente, sin un pendejo de voz ronca o cabrona con voz de pito cantando. No sé qué me pasa cuando sucede, pero si escuchó una tonada o música que realmente llegue a lo más profundo de mi alma, me desprendo totalmente de mi cuerpo y, como dirían los chuchitos, me voy en un viaje astral.

Ya fuera de mamadas, cuando una tonada realmente me llega, la idea aparece simple y sencillamente en mi cabeza; como si siempre hubiera estado ahí. No la hago, no la diseño, no la imagino, no la pienso, simplemente… está ahí. Es el sentimiento más maravilloso que he sentido en mi vida, y no lo cambiaría por nada. El hecho de ver en mi mente algo, una situación, un personaje, un paisaje… tan vivo, tan mágico, y saber que, de alguna manera, estaba en mi mente todo este tiempo. (Me pone a pensar que, quizás, mientras mi mente es mierda, mi subconsciente es chingón) Es único, les digo, único.

El caso es que un buen día, vi el corto de la película Rey Arturo (King Arthur, la película me gustó pero no tanto) El caso es que, en ese momento, el corto me valió mil pitos… la música de fondo que le pusieron al corto fue, y es hasta la fecha, orgásmica y magistral; una en un millón, de’sas que no escuchamos todos los días. Fahrenheit (Choir) de Immediate Music (Búsquenla en Youtube o GoEar) Como ya expliqué anteriormente, la música me llegó de putazo, de una manera brutal y despiadada tan, pero tan cabrona… que no sólo descubrí la historia ideal para mis personajes perdidos en el vacio negro, encontré la historia perfecta para mí. Como por arte de magia, sabía la historia, los personajes, de que trataría, que sucedería… Claro, miles de cosas necesitaban hacerse, pero lo más importante – una historia buena – había llegado…

Hace, aproximadamente, tres años comencé a escribir las primeras palabras una novela de ciencia ficción y fantasía, romance y acción, drama y comedia.
Comenzó como todo lo que hago: mal. Jamás ha ido a un taller de literatura, a un círculo de escritores y tuve que presentar extraordinario de literatura en la preparatoria. Sin embargo para escribir jamás ha necesitado nada de eso, quizás mi método no es el mejor, no dudo que personas que no son escritores son mejores que yo (Como Sarahi, según la opinión popular de mi maestra Laura) La idea estaba ahí y me gustaba, muchísimo (Me gusta, todavía) pero no sabía cómo plasmarla en papel.

Todavía tengo el primer boceto que hice de mi libro (Si el libro llega a ser famoso, venderé el boceto original por un millón de dólares) y es verdaderamente pésimo. No por el contenido, sino por la estructura. Me dio tanta cosa que pensé, seriamente, en mandarlo todo a la gran verga y dedicarme a músico… Neta, músico. Sin embargo mi padre encontró el boceto (No sé como chingada madre lo hace, pero mis bocetos siempre llegan a sus manos) y me dijo justamente lo que yo acabo de decir: que estaba mal por la estructura, no el contenido. Sólo que él agregó: síguele, cuando lo termines lo corriges. Jamás me lo había puesto a pensar, pero me parece que yo tenía la idea de que, así como lo escribiera, quedaría la versión final (¡Oh, tan pendejo que era!) (Soy…).

Aun así, decidí volverlo a empezar, misma idea pero con más ganas. Después de unos efectivos seis meses, sobrepasé mi límite de veinte hojas y escribí treinta y seis hojas. (Yay) Y entonces… Así se quedó durante los siguientes seis meses. No sé qué carajos me pasó, pero deje empolvarse y morir la idea en la hoja treinta y seis durante medio año (Creo que un poquito más) No fue hasta que entré en la universidad que comencé a darle de nuevo, con poco interés debo admitir. No obstante, llegué, con felicidad, a la hoja 100. Ese día fue uno de los más felices de mi existencia. No sé cómo, pero llegue. Y entonces… La parte estúpida de mi cerebro, debido a un pequeño error, borró el documento. 100 hojas, aproximadamente, se fueron al gran carajo por un dedazo. Ese día casi me mato. Para mi suerte había impreso, anteriormente, hasta la página setenta y siete. Lo reescribí todo y me di cuenta que las cosas en esta vida no pasan por pura mamada.

Mientras los transcribía, me fui dando cuenta de mil errores (Y no hablo de errores de ortografía) y gracias a que a fin de cuentas lo iba a reescribir, cambié todo para bien. Las páginas que simplemente no pude recuperar terminaron completamente distintas a la versión original… quedaron mejor. Desde que inicié Tercer Semestre de Comunicaciones ha estado escribiendo casi a diario, como jamás escribí en mi vida. Me pareció maravilloso ver que durante un año todo se quedó estancado en la hoja treinta y seis y que, en ese mismo lapso de tiempo, escribí cerca de 300 hojas…

Hoy, para mí sorpresa y emoción, me doy cuenta que estoy a seis capítulos de terminar mi primer libro.
Hoja 356.
234,497 Palabras.
Capítulo 27 de 32.

Me he propuesto terminar mi libro éste 28 de Junio (Máximo el 7 de Julio) y sé que lo voy a cumplir.

Me pongo a pensar, con cierta nostalgia y una lágrima en los ojos, en el inicio de la saga de libros que será conocida como The Untold Fantasy. Una historia acerca del amor, la traición, la guerra y la venganza. La historia de un megalómano que busca una sociedad perfecta. La historia de un ser que no conoce el amor y quien es la clave para lograr la perfección. La historia de un par de hermanas que deberán decidir: Ver fallecer al mundo, morir, y dejar que la utopía perfecta inicie, o permanecer con vida en un mundo caótico.

Una historia que empezó hace cinco años, en algún lugar...